Padres y madres de los 43 jóvenes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, en Guerrero, advierten que sólo aceptarán reunirse con el presidente Andrés Manuel López Obrador y aseguran que derribarán las puertas que sean necesarias hasta conocer la verdad sobre el paradero de sus hijos, por más dolorosa que sea.
“Seguiremos hasta donde tengamos que seguir, tumbando puertas para que se nos informe con la verdad sobre el paradero de nuestros hijos y tengamos justicia. Los obstáculos y las mentiras las creó este gobierno”, dice a EL UNIVERSAL Emiliano Navarrete, padre de José Ángel.
El hombre, quien se dedica a la albañilería en su natal Guerrero, comenta que “lamentablemente tenemos que lidiar con un gobierno autoritario y la razón la tenemos nosotros. La demanda de justicia tiene que resolverla el Presidente, si no es así no se llevará una buena imagen cuando concluya su gobierno. Esa huella lo perseguirá por siempre”.
Advierte que “si no es con el Presidente no nos reuniremos con otro funcionario, porque no tiene caso. Si López Obrador sigue negándose a hablar con nosotros, nos estaremos organizando nuevamente para ver cómo nos movilizamos, porque no dejaremos de seguir luchando”.
“No aceptaremos ninguna reunión más que con él. Porque después de la salida de Alejandro Encinas como responsable de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia del caso Ayotzinapa (Covaj) nombraron como sustituto a Félix Arturo Medina, quien no cuenta con el perfil necesario para tener a su cargo una investigación de esta naturaleza”, comenta.
Señala que en la reunión que tuvieron con el también subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, el pasado 26 de enero, le pidieron que les concertara la reunión con López Obrador, “porque con él, ni para atrás ni para adelante”.
A unos cuantos meses de que concluya la actual administración, Navarrete menciona que son pocas las probabilidades de que el gobierno de la llamada Cuarta Transformación resuelva el caso Iguala.
“Es nula la esperanza de que este señor nos dé a conocer la verdad. Más bien nos da miedo de que esté dirigiendo un informe a modo porque ya le queda poco. Y en lugar de ayudarnos, nos deje sin verdad ni justicia”, sostiene.
Navarrete agrega que esperarán 15 días para que les responda el Mandatario. Si no obtienen respuesta, regresarán a la Ciudad de México para movilizarse.
“Ya está por acabar este sexenio y aún desconocemos el paradero de nuestros hijos. El Presidente se comprometió a esclarecer el caso Ayotzinapa y dijo que le iba a dar prioridad. Pero aún no nos ha cumplido. Queremos saber la verdad, por más dolorosa que sea”, dice Cristina Bautista Salvador, madre de Benjamín Ascencio Bautista.
El padre de César Manuel González, Mario González Contreras, refiere que si los normalistas de Ayotzinapa llegaron al “portazo” de este miércoles en Palacio Nacional fue para que se les atendiera porque lo habían intentado sin respuesta alguna.
“Nosotros hacemos lo que tenemos que hacer para que nos miren, porque desafortunadamente [el gobierno federal] tiene una cerrazón muy grande. Entonces, se tiene que hacer lo que se tenga que hacer. Lo que pasó este miércoles es culpa del Presidente por no atendernos. Nosotros tenemos que hacer lo que sea necesario”, comenta.
A seis meses de que se cumpla el décimo aniversario de la desaparición de los 43 normalistas, González Contreras asegura que se sienten “muy enojados por tanta burla. Desafortunadamente, [el Presidente] nos traicionó y ha hecho señalamientos muy ofensivos contra los padres y madres de Ayotzinapa”.
Pero dice que más allá de los sentimientos que experimentan, existe irritación “por el encubrimiento, por su incapacidad y fracaso para resolver el caso. Por eso no nos recibe, para que no lo cuestionemos. Lo que él quiere, es seguir alargando todo esto y no darnos la cara”.
El abogado de los padres y madres de los 43 estudiantes, Vidulfo Rosales Sierra, asegura que la protestas del miércoles, en las que tumbaron una puerta del Palacio Nacional, no fue algo planeado, fue algo espontáneo y porque se “caldearon los ánimos”.
“Lo que pasó en la puerta de Palacio Nacional no fue una acción planeada, fue una acción espontánea, que surgió al calor de la protesta. Pero esa protesta surgió porque queríamos entregar un documento, pero fuimos detenidos por los policías antes de llegar a la puerta y se dio un enfrentamiento, con un saldo de dos padres lesionados.
“El enfrentamiento más fuerte fue ahí en la puerta y se caldearon los ánimos y sucedió lo que ya vimos. Fue un acto espontáneo, no planeamos tirar la puerta de Palacio, pero en este acto sale la rabia por la indiferencia de las autoridades, la impunidad, la traición, el incumplimiento de la palabra prometida”, precisa Rosales.