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Los cuatro sospechosos de la masacre de Moscú comparecen ante el juez con signos de violencia


Los cuatro sospechosos de haber cometido el viernes el sangriento atentado de la sala de conciertos Crocus, a las afueras de Moscú, han comparecido ante la justicia por primera vez con evidentes signos de violencia. Los presuntos autores de una de las mayores masacres perpetradas en Rusia en las dos últimas décadas pasaron a disposición del tribunal del distrito moscovita de Basmanni, este domingo por la noche. Los atacantes, imputados por terrorismo, que podrían ser condenados a cadena perpetua, permanecerán de momento ...

en detención preventiva. La mayor parte de la sesión transcurrió a puerta cerrada, según las autoridades rusas, para evitar difundir detalles que afecten a las familias de las víctimas

Las autoridades rusas no han confirmado la posible vinculación de los detenidos con el Estado Islámico, grupo terrorista islamista que ha asumido la autoría del ataque y ha publicado un vídeo grabado por los propios atacantes —con las caras difuminadas— en el centro de ocio durante su matanza. Al menos 137 personas fueron asesinadas y más de 140 resultaron heridas en el atentado.

Pese a que las autoridades rusas han establecido algunos vínculos entre los asaltantes y Ucrania, la única información confirmada hasta ahora es que los detenidos, todos de nacionalidad tayika, vivían en Rusia. Los presuntos atacantes comparecieron ante el juez uno a uno y totalmente demacrados. Los acusados contaron con el apoyo de intérpretes debido a que dos de ellos no hablaban ruso.

El último de los cuatro en ser presentado ante el tribunal, identificado como Muhammadsobir Fayzov, llevado hasta la corte en silla de ruedas, fue incapaz de hablar y abrir los ojos. Según los datos ofrecidos por las autoridades, el joven, de 19 años, vivía en la ciudad rusa de Ivánovo, a unos 250 kilómetros al noreste de Moscú; estaba soltero y en paro tras haber trabajado como barbero en aquella localidad.

Por su parte, el vicepresidente del Consejo de Seguridad y exmandatario ruso, Dmitri Medvédev, ha prometido en su canal de Telegram que los autores del atentado serán ajusticiados. “¿Es necesario matarlos? Es necesario y así será. Pero también es muy importante matar a todos los participantes. A todos. A quien les financió, a quien se solidarizó, a quien les ayudó. Matarlos a todos”, ha manifestado Medvédev, miembro del círculo más próximo al presidente Vladímir Putin.

Los medios rusos han publicado más supuestos detalles sobre Fayzov. Según el canal Shot, este presunto asesino abrió fuego contra los agentes que les interceptaron, según el Kremlin, en la carretera M-3, que une Moscú con Ucrania, a unos 150 kilómetros de la frontera. Como resultado de la persecución tras saltarse un control con el Renault blanco que conducía, Fayzov resultó herido. Putin aseguró el sábado que los atacantes contaban con apoyo desde el lado ucranio para cruzar el frente, aunque las autoridades no han explicado con más detalle cómo pretendían cruzar dos zonas tan extremadamente vigiladas como la región fronteriza de Briansk y el propio frente de guerra.

Otro de los acusados es Shamsidin Fariduni, ciudadano tayiko de 25 años, casado, con un bebé de ocho meses y registrado en la ciudad rusa de Krasnogorsk, aunque trabajaba oficialmente en una fábrica de Podolsk. Su rostro estaba hinchado por el efecto de los golpes cuando entró en el tribunal moscovita. Según las grabaciones difundidas en la red tras la detención e interrogatorio de Fariduni, este supuesto atacante fue golpeado e interrogado en campo abierto nada más ser arrestado el pasado sábado.

En uno de los vídeos difundidos del interrogatorio, el detenido afirmó que fue contactado a través de Telegram por un mediador desconocido, “sin nombre, sin apellido”, que le propuso perpetrar una matanza indiscriminada a cambio de medio millón de rublos, unos 5.000 euros al cambio. “Maté por dinero”, agregó visiblemente asustado frente a las fuerzas de seguridad rusas.

Uno de los canales de Telegram próximos al grupo de mercenarios ruso Wagner difundió este domingo otra fotografía de Fariduni en la que el sospechoso estaba tumbado con los pantalones bajados y sus genitales supuestamente conectados a un dispositivo de telecomunicaciones militar TA-57, que también puede ser manipulado para ser empleado como medio de tortura con descargas eléctricas. Según publica la agencia Ria Novosti, Fariduni publicó el pasado 23 de febrero varias fotos en su perfil de Instagram geolocalizadas en Estambul. Una de las fotos incluía presumiblemente la mezquita de Fatih.

El presunto terrorista Rachabalizoda Saidakrami Murodal, de 30 años, casado y con un hijo, llegó a la sala en pie, aunque con una venda enorme que tapaba el lateral derecho de su cabeza. Según un vídeo filtrado por las fuerzas de seguridad a canales de Telegram rusos como Shot, las fuerzas de seguridad le cortaron la oreja y se la introdujeron en la boca en el momento de su detención. El supuesto terrorista admitió su culpabilidad ante el juez.

Murodal testificó después de Dalerjon Mirzoev, de 32 años, registrado en la ciudad siberiana de Novosibirsk —a unos 3.500 kilómetros de Moscú—, casado y con cuatro hijos, incluidos dos gemelos de año y medio. Mirzoev fue el primero en ser presentado ante el tribunal. El detenido apareció con golpes en la cara ―más que los que presentaba en las primeras imágenes tras su arresto― y una bolsa de plástico anudada alrededor del cuello.

El atentado de la sala Crocus ha reavivado el interés de las autoridades para restaurar la pena de muerte en Rusia. El partido que nomina al “candidato independiente” Putin como presidente, Rusia Unida, ha expresado su deseo de legislar el regreso de la pena capital, suspendida en el país desde los años noventa.

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