Golpes bajos, ataques personales y pocas propuestas. Ese fue el saldo del primer debate presidencial entre Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez. Las candidatas punteras entraron al combate cuerpo a cuerpo desde el arranque. Gálvez, abanderada de la oposición, fue a la carga con la tragedia de la Línea 12 del metro, el colapso del Colegio Enrique Rébsamen, la gestión de la pandemia y los señalamientos contra los hijos del presidente, Andrés Manuel López Obrador. Sheinbaum cuestionó el patrimonio de Gálvez, así como la presunta opacidad de sus empresas y los contratos que obtuvo con instituciones públicas, como el INAI.
“Claudia, no eres López Obrador, no tienes ni su carisma”, ironizó la aspirante del Partido Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD). “Eres mentirosa y corrupta”, reviró la candidata de Morena, el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista. Máynez, de MC, también entró a la disputa con críticas y descalificaciones por igual contra las dos abanderadas. Las respuestas a las preguntas que hizo llegar la ciudadanía a través de las redes sociales quedaron relegadas ante el cruce de acusaciones, desdibujadas también ante las fallas técnicas y un formato que no favoreció el intercambio de ideas entre los participantes.
Gálvez dejó clara su estrategia y marcó el tono desde el inicio del debate. La candidata opositora pasó a la ofensiva en el primer segmento, sobre Salud y Educación, y recordó a su rival las protestas de los familiares de los niños con cáncer, la gestión de la pandemia en la capital y la escasez de medicamentos. “Yo te llamaría la dama de hielo”, afirmó la exsenadora, al achacar a su contrincante su poca empatía ante los sectores afectados por el Gobierno de López Obrador y presentarla como una “mujer fría” y “sin corazón”. Sheinbaum se defendió al asegurar que era “deleznable lucrar con el dolor de las personas”. “Aquí no se lucra, se defiende a quienes buscan justicia”, reviró la opositora, que llegó a la sede del INE acompañada de madres buscadoras, víctimas del caso de la Línea 12 y del derrumbe del Colegio Rébsamen.
Sheinbaum aguantó el primer segmento del debate sin responder a los ataques, pero después pasó a la estrategia de choque frontal contra Gálvez, a la que se refirió varias veces como “la representante del PRIAN”. La aspirante oficialista cuestionó el patrimonio de Gálvez y también señaló un conflicto de interés con un contratista cuando la candidata opositora fue alcaldesa de Miguel Hidalgo. Sobre este señalamiento y un contrato con el INAI de 2023, Sheinbaum sacó un fajo de documentos que, dijo, entregaría a los moderadores, periodistas, para que investiguen. “Además de ser mentirosa, es corrupta”, dijo. Cuando Gálvez mencionó la aparición de algunos familiares de Sheinbaum en los Panama Papers, la aspirante oficialista reviró: “Todo lo que dice la candidata del PRIAN es absolutamente falso. ¿Cómo creerle a una mentirosa?”.
“Tengo las manos limpias”, aseguró Gálvez ante los cuestionamientos de su rival. La candidata opositora dijo que “tener una empresa no era un delito” y agregó que no se ha demostrado ninguna irregularidad en su trayectoria política. “No eres una corcholata, eres una tapadera”, zanjó la opositora para volver a pasar a la ofensiva. Apuntalada en una campaña de contraste frente a su rival, la exlegisladora buscó presentarse como la única alternativa viable ante el poderío electoral de Morena. Sheinbaum optó por presentar esta elección como un referendo sobre la continuidad de la Cuarta Transformación, el proyecto político de López Obrador. Álvarez Máynez, colocado en medio de las dos candidatas, tuvo problemas para encontrar su lugar en la discusión, pero después repartió dardos a ambas contrincantes. “Para hablar de corrupción hay que tener la autoridad moral”, dijo a sus rivales. El aspirante de Movimiento Ciudadano quiso mostrarse como una “tercera opción” frente a la “vieja política”.
Para este primer debate, que versó sobre salud, educación, transparencia, combate a la corrupción y grupos vulnerables, Sheinbaum fundó gran parte de sus intervenciones, sus propuestas y defensa, tanto en los resultados de la gestión de López Obrador como en su propia Administración en el Gobierno de Ciudad de México (2018-2023). “Hoy tenemos un presidente honesto, nunca podrán decir lo mismo de los presidentes del PRIAN que representa la candidata”, sostuvo Sheinbaum, en referencia a los exmandatarios Felipe Calderón, Vicente Fox y Enrique Peña Nieto. La candidata morenista volvió a la carga contra Gálvez y le cuestionó haber incumplido una promesa de que donaría una de sus casas al Colegio Salesiano y que finalmente terminó en posesión de una sobrina de Calderón. También acusó a su contrincante de cobijar a Santiago Taboada, candidato del PAN, PRI y PRD al Gobierno de Ciudad de México, y al cártel inmobiliario, una trama de corrupción inmobiliaria ocurrida en alcaldías de la capital. “Yo vivo en un departamento rentado, ella vive en una casa del cartel inmobiliario”, soltó Sheinbaum.
Los cuestionamientos por los políticos que respaldan a los aspirantes en sus partidos salieron a relucir por todas partes. Álvarez Máynez criticó a Gálvez por Alejandro Alito Moreno, dirigente del PRI, y Manlio Fabio Beltrones, exsenador y expresidente del partido, investigado por sus cuentas ocultas en Andorra. “Es la candidata del peor PRI”, lanzó. Gálvez pidió a Máynez que “le bajara” a sus críticas y le recordó su militancia, precisamente, en ese partido, y luego pasó a cuestionar a Sheinbaum por la colaboración de Manuel Barlett, un viejo priista, en el Gobierno de López Obrador, y por la inclusión de Eugenio Hernández, exgobernador de Tamaulipas del PRI procesado por desvío de recursos, entre las listas de candidatos al Senado de la coalición oficialista.
El debate no estuvo exento de problemas técnicos y algunos roces con los moderadores, Denise Maerker y Manuel López San Martín. Sheinbaum y Máynez se quejaron de que los relojes colocados para medir sus intervenciones fallaron y aseguraron que algunos segundos restantes se sumaron por error a Gálvez. El enredo dio pie a los ataques en el segundo tramo del debate. “La candidata del PRIAN se quiere robar la bolsa de tiempo”, satirizó Sheinbaum.
El encuentro tuvo un formato rígido, que se hizo largo al durar casi dos horas y, paradójicamente, dejó poco espacio para profundizar en el contraste de ideas. También fue un reflejo de lo que ha dejado el primer mes de las campañas. La candidata oficialista insistió en postular la existencia de solo dos opciones políticas ―la continuidad de la transformación o el regreso a la corrupción― y se mostró más dispuesta al combate frontal de lo que se esperaba. La aspirante opositora se decantó por un discurso más autorreferencial y confrontativo, para mostrarse como una opción de cambio para los desencantados. Álvarez Máynez, el menos conocido en la boleta, vio el encuentro como una oportunidad para presentarse frente a los votantes. El candidato se colocó en las tendencias de redes sociales tras presentarse en lenguaje de señas en el último segmento y mostrarse sonriente en varios momentos del debate.
“Hago un llamado a que todos se sumen a este proyecto. Voy a ser la primera presidenta de México”, afirmó Sheinbaum en su mensaje final. Al término del encuentro, hizo señalamientos sobre el formato del debate, dijo que “salieron muy bien las cosas” y reiteró su militancia en el proyecto obradorista. “Para mí es un honor estar con Obrador. Creo que es muy difícil para la candidata del PRIAN decir que es un honor estar con Fox o con Calderón”, ponderó.
Gálvez también se refirió a la posibilidad de que una mujer gobierne el país, aunque matizó que “no cualquier mujer” debe tomar las riendas. “Quiero ser la primera presidenta de México para construir un país próspero”, dijo la opositora en su última intervención, que le valió críticas en redes por levantar la bandera y mostrar el escudo nacional al revés. “Vamos a poner a México de pie, hoy está de cabeza”, bromeó sobre el error al concluir el debate. El final del debate también transcurrió sin sorpresas, con todos los participantes proclamándose como ganadores, mucho ruido y pocas propuestas. Los aspirantes se volverán a ver las caras el próximo 28 de abril, en el segundo de tres debates.