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¿Y si las protestas cruzan el Atlántico? Francia y el Reino Unido temen el contagio

¿Y si las protestas de los campus estadounidenses llegan a Europa? El escenario parece lejano. Pero en Francia y el Reino Unido los estudiantes ya han empezado a ocupar y acampar en campus. Y las autoridades políticas y académicas temen el contagio, aunque por ahora el movimiento, que también alcanza a países europeos como Italia, es limitado.

Entre la firmeza y el diálogo, autoridades francesas, preocupadas por el impacto en la sociedad del ataque de Hamás el 7 de octubre y la guerra israelí en Gaza, han redoblado los esfuerzos para evitar que el movimiento propalestino en Estados Unidos se reproduzca. El Gobierno británico, que ha mantenido una actitud beligerante respecto a las continuas manifestaciones propalestinas de los últimos meses en las calles de Londres, ha contactado con los distintos rectores para exigirles que se muestren firmes y corten de raíz cualquier muestra de lo que consideran antisemitismo.

Aunque la protesta no acaba de prender como en la otra orilla del Atlántico, en Francia ha encendido una trifulca partidista entre una izquierda radical que agita la bandera palestina y una derecha que llama a cortar los fondos públicos si no se atajan en seguida las movilizaciones.


Estudiantes protestan en una universidad en París, el 26 de abril. Benoit Tessier (REUTERS)

Estudiantes protestan en una universidad en París, el 26 de abril.

El lunes, durante un intento de acampada en la Sorbona que la policía desalojó rápidamente, la candidata a las europeas del partido La Francia Insumisa (LFI), Rima Hassan, proclamó en la red X: “Los estudiantes de la Sorbona movilizados para denunciar el genocidio en curso en Gaza. Es la hora del levantamiento, ¡vayamos a apoyarlos!” El mismo día, la presidenta de la región de París, la conservadora Valérie Pécresse, anunció que suspendía la financiación para otro foco de contestación, Sciences Po, el Instituto de Estudios Políticos. Pécresse acusó a “una minoría de radicalizados que llama al odio antisemita y que es instrumentalizada por LFI y sus aliados islamo-izquierdistas”.

En el Reino Unido, grupos de estudiantes han comenzado a improvisar desde el miércoles acampadas en defensa del pueblo palestino y contra los ataques israelíes en Gaza en universidades como Mánchester, Leeds, Bristol, Newcastle, Lancaster o Edimburgo. La organización de estas protestas está coordinada de modo muy débil. Como en Francia, el número de participantes no guarda proporción con la magnitud de las movilizaciones estadounidenses y, hasta el momento, no ha habido episodios de vandalismo o enfrentamientos con la policía.

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“Siempre hemos dejado claro que la gente tiene derecho a protestar de un modo pacífico y respetuoso con la ley, pero sin abusar o intimidar a otras personas”, explicó un portavoz de Downing Street. “La policía dispone de capacidad y poderes para frenar los desórdenes y protestas, y contará con nuestro completo respaldo”, añadió.


Estudiantes protestan en una universidad de París, el 26 de abril. Gonzalo Fuentes (REUTERS)

Estudiantes protestan en una universidad de París, el 26 de abril.

En la Universidad de Mánchester se han concentrado más de 100 estudiantes en el llamado Campamento de Resistencia Palestina, en Brunswick Park, para exigir al centro que suprima sus relaciones con empresas armamentísticas como BAE Systems o con la Universidad de Tel Aviv.

Colaboración con Israel

En universidades italianas como Turín, Pisa, Bolonia y Roma, grupos de estudiantes exigen desde hace semanas la suspensión de las colaboraciones con Israel, y en algunos campus se han registrado enfrentamientos con la policía. A raíz de las protestas en Estados Unidos, estudiantes de universidades como La Sapienza de Roma han anunciado movilizaciones para el 7 de mayo, y ocupaciones. En España, según informa Efe, una acampada universitaria en solidaridad con Palestina que se inició este lunes en la Facultad de Filosofía de la Universitat de València seguirá de forma indefinida mientras tengan “fuerza” y consigan su objetivo: “Lograr el fin del genocidio palestino”. En Francia ha habido movilizaciones, además de en París, en Rennes, Toulouse, Estrasburgo, Lyon y Grenoble, entre otras ciudades, según un cómputo de Le Monde.

Una reivindicación común en las protestas es que las universidades revisen o anulen los acuerdos con universidades israelíes. Este fue uno de los temas este jueves en un foro a puerta cerrada en el que participó el alumnado y la dirección en la sede parisina de Sciences Po, vivero de las élites francesas y establecimiento de influencia global. Durante dos horas, unas 320 personas dialogaron sobre la guerra y su impacto en el campus parisino: la ocupación y desalojo policial de un patio a mediados de la semana pasada; el bloqueo durante un día de una calle en el edificio principal; y finalmente el acuerdo para desalojar la zona y volver a la calma.


Estudiantes universitarios ocupan un edificio en París, el 26 de abril. Benoit Tessier (REUTERS)

Estudiantes universitarios ocupan un edificio en París, el 26 de abril.

“Ha sido un debate duro, con tomas de posición bastante claras, mucha emoción, y ahora aspiro a que cada uno encuentre la calma”, dijo a la salida el administrador interino del centro, Jean Bassères. Compareció junto a Bassères la decana de la Escuela de asuntos internacionales, Arancha González Laya, quien declaró: “El diálogo no siempre es cómodo, pero en las democracias nada es cómodo, y aquí hemos privilegiado la vía de abrir un diálogo”.

Las protestas pueden marcar la campaña para las elecciones europeas de junio: en Francia ya está ocurriendo. La izquierda radical y la socialdemócrata ―la que es abiertamente propalestina y la que busca un equilibrio― libran una batalla que se proyecta en los campus.

Francia es uno de los países occidentales con mayor población musulmana y judía. Y en los debates intelectuales y políticos hay una fijación recurrente por la supuesta americanización de Francia: la importación de las protestas de Columbia o Los Ángeles sería la prueba definitiva.

El Gobierno quiere evitarlo. El primer ministro, Gabriel Attal, ha prometido: “Nunca habrá un derecho al bloqueo, ni tolerancia alguna con la acción de una minoría agitadora y peligrosa que busca imponer sus reglas a nuestros estudiantes y nuestros docentes”.

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Nacional
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