Revelan dirigentes de grupos suma constante a sus filas de personas que exigen respuestas sobre el paradero de sus familiares; “tortuoso peregrinar” y “carpetas olvidadas”, otras razones; “juntas nos tienen más miedo, sobre todo cuando nos paramos en las fiscalías”, señalan; aumento de integrantes coincide con escalada en desapariciones y violencia, afirman
Madres buscadoras aseguraron que a partir del 2018 creció la incorporación de mujeres a los colectivos que se encargan de la búsqueda de personas, y afirmaron que este fenómeno coincide con el escalamiento en las desapariciones y con la violencia y presencia de grupos del crimen organizado.
Tras el tortuoso peregrinar de las madres en las agencias del Ministerio Público y las fiscalías, se dieron cuenta de que no eran escuchadas de manera individual, por lo que, para ellas, ingresar a los colectivos de búsqueda es la mejor forma de presionar para obtener respuestas y ayuda de las autoridades.
El colectivo 10 de Marzo de Tamaulipas, que encabeza Delia Quiroa, contaba con 150 personas, pero en el 2018 aumentó a 300 y en los años subsecuentes han ido ingresando más madres a buscar a sus familiares.
“Este 2024 se han integrado tres; en 2023 fueron como 20 y en 2022 otros 20; son madres de Guerrero, Veracruz, Sinaloa, Nayarit, Baja California y Coahuila. Fue desde 2018 cuando empieza un boom de mujeres que ingresan a los colectivos, debido a que aumentan las personas desaparecidas y hay más violencia”, explicó la activista a La Razón.
Coincidió en que cada madre buscadora, por sí sola, no tiene la misma visibilidad que en grupo y por ello deciden sumarse, para hacer presión y buscar más ayuda y respuestas; además, comentó que en la actual administración las abandonaron, no hubo avances y se generó un desmantelamiento de las instituciones, por lo que resumió la gestión federal como “deficiente”.
Fabiola Campos, vocera del colectivo Ágape en Nayarit, explicó que en el 2021 tenía sólo pocas personas en búsqueda, pero en el 2022 ingresaron 20 mujeres para ayudar en las labores y visibilizar cada uno de sus casos.
“Ha habido un ingreso mayor de madres buscadoras, porque en grupo no ponen tantos peros cuando vamos a denunciar una desaparición; digamos que presionamos a las autoridades. En conjunto es más fácil hacer trámites legales y dar a conocer todos los casos”, apuntó.
Desde su punto de vista, la violencia se encontraba en “graves niveles” en años anteriores; sin embargo, a partir del 2018 se vio un aumento en la violencia y desapariciones, dijo, y por ello deciden comenzar a alzar la voz, para salir a terrenos, montes, montañas y predios.
“A mí se me desapareció mi hija y es un dolor muy fuerte; por ello, en 2022 llegan más mujeres a buscar la oportunidad de ingresar; ahora somos 40 madres buscadores que diariamente salimos a búsquedas”, explicó.
De acuerdo con el registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, hasta el 2018 había, en el censo histórico (a partir de 1952), 53 mil 787 personas con el estatus de desaparecidas, mientras que para el 4 de mayo del 2024 suman 104 mil 136 personas no localizadas, una diferencia en seis años de 50 mil 349, casi la mitad del histórico.
Por ello, este 10 de mayo tienen contempladas marchas, megaconcentraciones y protestas, así como seguir exigiendo justicia a las autoridades federales. Jaqueline Palmeros, vocera del colectivo Una Luz en el Camino, en la Ciudad de México, afirmó que los colectivos son fundamentales para avanzar en los procesos, debido a que, para las autoridades, las personas desaparecidas sólo son carpetas de investigación olvidadas.
“Lo que hemos visto es que juntas nos tienen más miedo, sobre todo cuando nos paramos en las fiscalías; por ello, en la ciudad es donde más mujeres madres hay, porque también es de las entidades donde más desaparece la gente”, a decir de la buscadora.
Sostuvo que la pandemia fue un “punto de inflexión” para que las madres comenzaran a salir a buscar más apoyo, debido a que en esa época se “paró todo” y las personas se desesperaron por la nula respuesta de las autoridades.
La vocera mencionó que “coincide el aumento de mujeres” con el incremento de la violencia, debido a que el crimen organizado comenzó a tener más presencia y, por ende, van al alza las desapariciones.
Manifestó que el 10 de mayo no es un día para festejar para las madres buscadoras, pues aprovechan ese día para alzar la voz y exigir justicia.
“Representamos a 42 familias, pero en 2020 es cuando ingresan más madres; por ello, cada 10 de mayo hacemos alguna marcha; sin embargo, este año nos vamos a reunir nueve mil madres en Cuautitlán Izcalli, en el Estado de México, para hacer movilizaciones”, agregó.
A pesar de que hay una cifra negra y no un conteo real de madres buscadoras, porque cada año se crean más colectivos, las buscadoras señalan que, a medida que pasan los meses, muchas mujeres van ingresando para salir del anonimato y buscar a sus hijos o familiares.
Amanda Álvarez Antúnez, del colectivo Ehécatl en Nayarit y la Ciudad de México, dijo que “cada año hay más madres en los colectivos, no hay una cifra exacta porque se van creando más colectivos, pero lo cierto es que empezamos en el colectivo dos personas y ya somos en Nayarit 50 y en la capital 100 más”.