Incognitapro

Obispo Castro llama a castigar con el voto a "malos gobiernos"

Imagen
Unas 20 mil personas –según los organizadores–, la mayoría vestidas de blanco, salieron ayer a las 9 de la mañana de la iglesia del poblado de Tlaltenango, rumbo a la catedral de Cuernavaca, donde el obispo Ramón Castro dio un mensaje. Foto Cuartoscuro

Cuernavaca, Mor. Al encabezar ayer la décima marcha por la paz, Ramón Castro Castro, obispo de la diócesis de Cuernavaca y secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), pidió a sus feligreses castigar con su voto a los malos gobiernos en las elecciones del 2 de junio, si éstos no saben, no quieren o no hacen lo que les corresponde para garantizar la seguridad, la justicia y la paz en Morelos y el país.

Alrededor de 20 mil personas, según los organizadores, la mayoría vestidas de blanco, salieron a las 9 de la mañana de la iglesia del poblado de Tlaltenango, en la capital del estado, con pancartas en las que se leía: ¡Yo sí decido y exijo la paz!.

Caminaron hacia la catedral de Cuernavaca, ubicada en el centro, y cerca de las 11 horas el prelado dio un mensaje. Primero habló de la inseguridad y la violencia que padece el país, después del estado y sus municipios.

Caín y Abel

Casi al final de su discurso, tras narrar un pasaje de la Biblia sobre Caín y Abel, pidió a los presentes no equivocarse, como lo hacen quienes tienen responsabilidad civil, poder federal y estatal para impedir la violencia en las calles y prefieren ser omisos por falta de capacidad.

“No nos equivoquemos, hermanos, (la) democracia sirve también para castigar con el voto a los malos gobiernos (lo que generó gritos y aplausos); si no saben, no quieren o no hacen lo que les corresponde, la ciudadanía tiene ese poder.

La gente exige seguridad porque es su derecho, la necesita para trabajar y desarrollar al estado a través de trabajo productivo y no mediante las dádivas que nos hacen dependientes y no libres, recalcó Ramón Castro.

La paz es compromiso de la Iglesia

La Iglesia está comprometida con la paz interior y con la paz exterior, con la paz social y la del mundo, e insistió que el rencor, el odio, la agresión, los asesinatos, la guerra en sus múltiples formas no serán nunca una salida a los conflictos; sino que son siempre un laberinto interminable de muerte y dolor, subrayó.

El obispo manifestó que la realidad que se vive a nivel nacional nos interpela y es indispensable reconocer la violencia y la inseguridad que se percibe en casi todo México.

Y continuó: la violencia tiene, de algún modo paralizado el país, la Iglesia, que tiene presencia en todos los rincones de nuestro México, sabe lo que dice, porque lo está viviendo, afirmó.

Pierde más el que la niega, el que la tergiversa; hace mucho daño el que se usen mentiras para intereses egoístas y mezquinos, y resulta evidente que la estrategia de abrazos y no balazos no ha resultado, señaló.

Recuento de la inseguridad

En su prédica hizo un recuento de la inseguridad, la violencia, el trasiego de drogas, la presencia del crimen organizado que se disputa el territorio morelense, y en una parte afirmó que en el último tramo del sexenio que concluye, según Castro, han asesinado a casi 200 mil personas.

Es decir, según especificó, un promedio de 90 muertos diarios, y hay más de 130 mil personas desaparecidas, “sin contar que de ellas, 92.5 por ciento no se denuncian y es lo que llamamos la ‘cifra negra’”, indicó.

Por toda esta realidad, yo debo de decir a voz en cuello que sigo viendo un Morelos herido, con sed de justicia, con miedo, un Morelos descuidado por aquellos que deberían de encargarse de su seguridad y de la impartición de justicia, expresó el presidente de la CEM.

Ámbito: 
Local
Tema/Categoría: