El asesor de Seguridad Nacional de Israel, Tzaji Hanegbi, ha echado este miércoles un jarro de agua fría a quienes veían luz al final del túnel de la guerra en Gaza en los últimos reveses políticos y judiciales al Gobierno de Benjamín Netanyahu. Hanegbi, uno de los principales hombres de confianza del primer ministro, ha señalado que la guerra en Gaza continuará al menos todo 2024; que la ofensiva en Rafah no es “porque sí”, por lo que seguirá hasta cumplir sus objetivos; y que el ejército controla ya el llamado corredor Filadelfia, los 14 kilómetros de frontera entre la Franja y Egipto. De momento, los tanques avanzan desde la víspera ya dentro de la ciudad de Rafah, en el sur, y la Casa Blanca deja claro que no ve motivo para cambiar de política hacia su aliado, porque la ofensiva (que ha provocado la huida de un millón de personas) no corresponde a la operación a gran escala a la que se opone y porque el ejército israelí investigará la matanza del pasado domingo en un campamento de desplazados en la zona.
“La guerra será larga […]. También este año se espera que haya otros siete meses de combate para profundizar los logros y alcanzar lo que nosotros definimos como exterminar las capacidades de Gobierno y militares de Hamás y de la Yihad Islámica”. “Menos de eso no habrá”, enfatizó antes de exhortar a “respirar profundo y saber mantenerse firmes”. “Es lo que ha hecho que este pueblo haya sobrevivido 75 años [en referencia al fin de la primera guerra tras la creación del Estado de Israel] y antes de esos 3.000 años”, ha agregado en una entrevista con la radio pública.
Hanegbi también ha hablado del reconocimiento del Estado de Palestina en la víspera por España, Irlanda y Noruega. Los ha tildado de países “hostiles” y mencionado en concreto a España e Irlanda, que lo vienen siendo “desde el principio del camino”. “No son, por supuesto, nuestros amigos”, ha añadido.
Hay, en cambio, otro grupo de Estados que “siguen estando comprometidos con que Israel consiga los objetivos de la guerra” y lo ayudan a enfrentarse a quienes lo “odian”. Hanegbi enumeró aquí, entre otros, a Estados Unidos, Alemania, el Reino Unido, Francia e Italia, pese a que ―sobre todo los dos últimos― vienen elevando el tono con su aliado según cruza nuevas líneas rojas y aumentan las tragedias, como la de este domingo, y la sensación de falta de rumbo.
El asesor de Seguridad Nacional culpó, además, al reconocimiento del Estado palestino de contribuir a torpedear las negociaciones de un segundo canje de rehenes por presos, con un alto el fuego de varias semanas, que Israel y Hamás mantienen desde hace meses a través de mediadores. El diálogo, que vive oleadas de optimismo y decepción, viene tropezando en el tema de fondo más que en los detalles: Hamás exige el fin de la guerra a cambio de la entrega de todos los rehenes (en este momento 124, tras la recuperación de varios cadáveres en los últimos días) y el Gobierno de Netanyahu no está dispuesto a ello.
El argumento de Hanegbi es que el movimiento islamista se mantiene firme en su posición porque “ve las luchas que libran” contra Israel, tanto en “foros judiciales” (los movimientos de los dos tribunales internacionales con sede en La Haya de la semana pasada), como el reconocimiento del Estado palestino o las manifestaciones en los campus universitarios de distintos países, sobre todo Estados Unidos. “Sienten que Israel está bajo presión. Y [piensan]: ‘Para qué ceder ahora, si dentro de un mes tendrán que acercarse más a nuestra posición”.
Washington sigue siendo el más “comprometido”, usando la expresión del alto cargo israelí. El portavoz de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Kirby, ha aclarado que el último movimiento de tropas israelí (el ingreso con blindados en la ciudad de Rafah, materializado este martes) no implica que el ejército esté ya en la operación a gran escala a la que venía oponiéndose. Es decir, que no ve motivos para cambiar su apoyo, que se traduce principalmente en entrega de armas y vetos en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a las propuestas de resolución de un alto el fuego permanente.
“No los hemos visto entrar con grandes unidades, un gran número de tropas en columnas y formaciones en alguna clase de maniobra coordinada contra múltiples objetivos sobre el terreno. No hemos visto una gran operación terrestre y estos tanques se mueven a lo largo de un corredor [Filadelfia] que ya nos dijeron previamente que iban a usar en las afueras de la ciudad para intentar presionar a Hamás. [...] No sé cómo alguien puede rebatir que Israel está intentando ir a por Hamás de una forma limitada y precisa”, añadió.
Tampoco por la muerte de al menos 45 personas en el incendio en un campamento de desplazados en Rafah, que causó el disparo desde el aire de dos misiles. “No tengo cambios de política de los que informar. Simplemente, ocurrió. Los israelíes lo van a investigar, tenemos mucho interés en lo que descubran, veremos a dónde nos lleva”, señaló. El ejército apunta desde este martes la hipótesis de que uno de los misiles impactase en un depósito de armas.