Tan mal está la imagen de Biden después del debate de la CNN en Atlanta que su campaña había presentado como un gran desafío conceder una entrevista. En febrero de 2020, cuando su campaña de las primarias presidenciales demócratas parecía sin norte, Biden ya concedió una entrevista a Stephanopoulos. Fuera por la entrevista o no, remontó en las primarias, ganó la nominación y después las presidenciales. Cuatro años después, el presidente ha vuelto a su entrevistador de cabecera para tratar de hacer frente a las críticas que ponen en duda su agudeza mental tras el desastroso debate contra Donald Trump de la semana pasada.
Biden lleva días insistiendo en que sigue en la pelea. “Me presento y voy a ganar otra vez”, dijo en un mitin en Madison (Wisconsin) este viernes. “Sigo en la carrera. Voy a derrotar a Donald Trump. Le voy a batir otra vez en 2020 [sic]”, añadió en otro de sus errores, sobre los que está ahora el foco.
En una entrevista de 22 minutos grabada en un colegio de Madison, que se ha emitido sin cortes, Stephanopoulos ha empezado planteando la duda legítima que expresó la expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi: si lo ocurrido en el debate fue “un episodio o una condición”, palabra que se usa también como sinónimo de enfermedad. “Fue un mal episodio”, ha contestado Biden. “No hay indicios de ninguna enfermedad grave. Estaba agotado. No hice caso a mis instintos en términos de preparación y [fue] una mala noche”.
El entrevistador ha recordado que Biden estuvo casi una semana encerrado preparándose en Camp David, una residencia presidencial en la campiña de Maryland, y le ha preguntado por qué no bastó con eso. “Porque estaba enfermo. Me sentía fatal”, ha contestado Biden. “De hecho, a los médicos que estaban conmigo les pregunté si me habían hecho una prueba de la covid porque estaban intentando averiguar qué me pasaba. Me hicieron una prueba para ver si tenía o no alguna infección, ya sabes, un virus. No la tenía. Solo tenía un resfriado muy fuerte”, ha explicado.
Biden se ha refugiado también en que Trump “mintió 28 veces” y era difícil contrarrestarlo, pero Stephanopoulos le ha señalado que el presidente ya estuvo mal en la primera respuesta, antes de que Trump abriese la boca siquiera. “Bueno, solo tuve una mala noche”, ha insistido Biden.
El presidente concedía la primera entrevista televisada desde el debate de la CNN y se percibía como un momento de riesgo, pero también como una oportunidad de lavar su imagen tras la debacle de la semana pasada. Biden no ha naufragado esta vez. Ha contestado las preguntas, no se ha quedado en blanco y ha colocado sus mensajes, aunque alguna vez no ha completado sus argumentos. En todo caso, ha sido un interrogatorio relativamente amable, a cargo de un demócrata declarado. Es difícil que haya servido para despejar las dudas que se han instalado en compañeros de partido, votantes y donantes sobre la capacidad de Biden de hacer frente a un segundo mandato que acabaría con 86 años.
Ya son cuatro los congresistas que se han movilizado para pedir a Biden que ceda el testigo. El presidente se niega, resta importancia a esos movimientos y mantiene la confianza en sí mismo. “No creo que haya nadie más cualificado que yo para ser presidente o ganar esta carrera”, ha dicho en la entrevista. En el aeropuerto de Madison, ante un grupo de periodistas, ha ido más allá: “Os habéis equivocado en todo, hasta ahora. Os equivocasteis en 2020. Os equivocasteis en 2022: nos iban a aniquilar. ¿Recordáis la ‘ola roja’? Os equivocasteis sobre 2023. Así que mira, ya veremos”, ha retado a sus interlocutores. Biden espera levantarse de nuevo.
Sin pruebas neurológicas
Stephanopoulos le ha preguntado al presidente si estaría dispuesto a someterse a pruebas neurológicas independientes para certificar su agudeza mental. “Mire, tengo una prueba cognitiva cada día”, ha contestado, en referencia a las tareas a las que se enfrenta diariamente como presidente. “Todos los días tengo pruebas. Todo lo que hago”.
“Supongo que una buena forma de juzgarme va a ser ahora que se va a celebrar la cumbre de la OTAN aquí en Estados Unidos la semana que viene. Vengan a escuchar. Vean lo que dicen”, ha afirmado, en aparente alusión a los dirigentes de los países miembros.
Biden ha insistido en que no está más delicado y ha asegurado que “sigue en buena forma”. Ha dicho que tiene una “evaluación continua” por parte de sus médicos personales y que “no dudan” en decírselo si algo va mal. “¿Puedo correr los 100 en 10 segundos? No. Pero sigo estando en buena forma”, ha afirmado. Cuando el entrevistador le preguntaba por las dudas acerca de su capacidad en un segundo mandato, Biden se refugiaba una y otra vez en los logros del primero.
Aunque el presidente dijo a los periodistas que le acompañaban que descartaba por completo retirarse y dejar paso a otro candidato, Biden, católico practicante, ha dejado una última puerta abierta. “Si se convence de que no puede derrotar a Donald Trump, ¿se retirará?”, le ha preguntado el presentador de ABC News. “Depende. Si el mismísimo Señor Todopoderoso baja y me lo dice, podría hacerlo”, ha contestado Biden.