Joaquín Guzmán López, hijo de El Chapo Guzmán, secuestró a Ismael El Mayo Zambada para entregarlo a las autoridades de Estados Unidos. Esa es la hipótesis que ha cobrado fuerza tras la caída de Zambada, fundador del Cartel de Sinaloa y uno de los criminales más temidos y poderosos del mundo. El Mayo, que no había pisado la cárcel en más de cinco décadas de carrera criminal, fue detenido el pasado jueves junto a Guzmán López tras aterrizar en un avión privado en Santa Teresa (Nuevo México), cerca de la ciudad fronteriza de El Paso. Ante las versiones de un supuesto pacto para su rendición, Frank Pérez, abogado del capo de 76 años, aseguró que su cliente había sido “secuestrado” por el heredero de su antiguo socio. Una nueva publicación de The New York Times, que cita a tres agentes federales, exfuncionarios y funcionarios en activo, apunta que el capo fue engañado y emboscado por el hijo de su antiguo socio para después ser entregado contra su voluntad del otro lado de la frontera.
De acuerdo con esta versión, Zambada salió de un escondite en la sierra de Durango para encontrarse con Guzmán López la semana pasada, en lo que pensaba que sería un encuentro amistoso entre ambos en la zona metropolitana de Culiacán, bastión de la organización criminal y capital del Estado del noroeste de México. Pérez había declarado el pasado fin de semana que su cliente había sido sometido por al menos seis hombres que vestían ropa militar, lo que sembró dudas sobre la participación de agentes mexicanos o estadounidenses. El Gobierno mexicano ha insistido en que no estuvo involucrado en la captura y que se enteró del arresto a través de la Embajada de Estados Unidos. “Lo obligaron a subir al avión, Joaquín ató sus piernas al asiento y lo trajo a Estados Unidos contra su voluntad”, señaló su representante legal.
El diario estadounidense cita además a funcionarios retirados y en activo que confirman que Estados Unidos ha tenido contactos secretos con miembros del cartel durante años y que Washington no tenía conocimiento de lo que sucedía en las horas previas al arresto. La Administración de Andrés Manuel López Obrador hizo público este lunes un informe oficial solicitado al Departamento de Justicia sobre la detención, en el que se confirmaba también que Guzmán López había barajado la posibilidad de entregarse. Las investigaciones periodísticas señalan que Washington aún no tenía un acuerdo firme con el hijo de El Chapo sobre su rendición y el parte oficial revelado por las autoridades mexicanas reconoce que las agencias de seguridad de Estados Unidos no sabían que Zambada estaba a bordo de la aeronave hasta dos horas antes de que se concretara el arresto, alrededor de las cuatro de la tarde.
La hipótesis de la traición de Guzmán López contra Zambada ha encendido las alarmas en Sinaloa, ante la posibilidad de una guerra intestina entre las dos facciones prominentes, la dirigida por El Mayo y la comandada por Los Chapitos, hijos de El Chapo. Ioan Grillo, uno de los periodistas más experimentados en la cobertura del narco en México, asegura que Los Chapitos “están en alerta roja” ante la posibilidad de una “venganza”, de acuerdo con una de sus fuentes. Horas antes de la publicación del Times, Grillo publicó que Zambada había acudido de Culiacán para ir a una cita médica para tratarse un cáncer y para reunirse con Guzmán López y Héctor Melesio Cuén, exalcalde de Culiacán, que fue asesinado el mismo jueves, horas después del arresto de ambos capos.
De acuerdo con un antiguo integrante del equipo de seguridad de El Mayo, sicarios de Guzmán López emboscaron a cuatro guardaespaldas de Zambada, ataron al capo y lo trasladaron 35 kilómetros a un rancho en Sinaloa, desde donde supuestamente partió el avión que aterrizó en Nuevo México con ambos narcotraficantes como únicos pasajeros. Otras versiones señalaban que la aeronave despegó del vecino Estado de Sonora, donde la Fiscalía General de la República abrió una carpeta de investigación para esclarecer las circunstancias del arresto. “No está claro si pudieron haber parado en otro aeropuerto en Sonora y después cambiaron de avión”, escriben Grillo y Juan Alberto Cedillo en el portal CrashOut. “Todavía tengo la mente abierta sobre qué fue lo que pasó”, señala el periodista en entrevista.
En Sinaloa dan como verosímil el escenario en el que Héctor Melesio Cuén Ojeda se reuniera con El Mayo. El político, exsecretario de Salud en el Estado, había ganado un escaño como diputado del Partido Revolucionario Institucional (PRI) por Sinaloa en las elecciones de junio. “Es frecuente la simbiosis entre la política y el crimen organizado. Durante y después de las campañas se suele buscar la anuencia de estos grupos. Y en este caso en particular, con el grupo de la gente de El Mayo”, dice un periodista de Culiacán especializado en crimen organizado que pide guardar el anonimato. Además “los tiempos y los lugares cuadran entre la supuesta reunión y donde fue asesinado Cuén”, añade.
La Fiscalía de Sinaloa ofreció una conferencia de prensa este lunes con detalles de la investigación del homicidio del político. Un testigo presencial del atentado aseguró que la víctima le dijo que iba a reunirse con “unos abogados” que, al final, no llegaron a la cita, pactada en un club campestre al norte de Culiacán, una zona cercana a donde se produjo el supuesto encuentro entre El Mayo y Guzmán. El testigo dijo que fueron interceptados por un par de hombres armados en una gasolinera y que Melesio Cuén forcejeó con ellos cuando le pidieron que bajara para robar su camioneta.
El robo del vehículo es la principal línea de investigación, aunque las autoridades afirmaron que no iban a descartar ninguna hipótesis. Los fiscales, sin embargo, no hablaron de vínculos con el crimen organizado como uno de los móviles del crimen. Miembros el círculo cercano de Melesio Cuén exigen que la muerte sea investigada como un asesinato y un ataque directo y no como un robo. Medios locales también barajan la posibilidad de que el homicidio tuviera motivaciones políticas. Las investigaciones siguen abiertas.
El Gabinete de Seguridad de López Obrador ha optado por no adelantar conclusiones hasta no tener más elementos sobre la detención de Zambada y Guzmán López. El presidente también se hizo eco del relato de la defensa de El Mayo y de los puntos ciegos del arresto. “Necesitamos saber todo, porque los abogados dicen que un hijo de Joaquín Guzmán fue el que lo detuvo”, comentó en su conferencia matutina. “También dicen que con uniforme militar. ¿Un uniforme militar de México, de Estados Unidos? ¿En qué sitio fue? ¿En dónde?”, cuestionó. “El mismo Gobierno de Estados Unidos lo está asegurando, de que venían haciendo acuerdos con Guzmán de tiempo atrás, incluso hablan hasta de dos, tres años de acuerdos, otras versiones hablan de semanas”, planteó. “No se habla de lo otro, del señor Zambada”.
La falta de transparencia en el arresto ha minado una vez más la confianza en la relación bilateral, sobre todo en lo que toca a la cooperación en Seguridad, aunada a la incógnita sobre la participación de agentes estadounidenses durante la captura de El Mayo en suelo mexicano, otro punto que no ha quedado claro. Con todo, las autoridades mexicanas han sido cuidadosas en los días que han seguido a la detención, en plena campaña electoral en Estados Unidos y con la lucha contra los carteles mexicanos y la inmigración como una de las principales banderas de los candidatos conservadores más recalcitrantes. Nada está claro. Ha pasado menos de una semana desde que El Mayo bajó de un avión y apareció de forma sorpresiva a las afueras de El Paso.