A diez años de no saber nada del paradero de su hija, lamentó que las autoridades locales y federales no hagan nada para localizarlas vivas o muertas, “te nombro Mireya porque no quiero que olviden quién eres y que nos haces falta. Te nombro porque la autoridad no lo hace, te quiere borrar, es omisa y negligente”.
“Hoy levanto la voz por ti, y por las miles de mujeres desaparecidas. Para exigir a Claudia Sheinbaum, a días de tomar protesta como la primera mujer presidenta del país, que pare las desapariciones y, sobre todo, que encuentre a quienes buscamos. A la gobernadora Margarita González, recordarle sobre la agenda pendiente en materia de desaparición en Morelos. A los diputados y presidentes municipales, urge que se comprometan con nosotras, las familias víctimas, a acelerar las investigaciones y ayuden a ello”.
Recordó que un día como hoy, “pero hace 10 años, me levanté como siempre. Te vi Mireya, sin pensar que sería la última vez. Así tan sencilla, tan bella y radiante. Cruzamos palabras que serían las últimas. Te vi marchar, sin pensar que no te permitirían volver. Si lo hubiera sabido, te juro que hubiera dado mi vida por ti, sin pensarlo, sin dudarlo. Mi vida por tu vida. Son 10 años sin ti. Cuesta trabajo vivir así”, dijo entre lágrimas la madre de Mireya.
La vida de la familia de Mireya, sobre todo de su madre, Tranquilina, ha quedado suspendida, sin saber qué fue de ella, quién, o quiénes se la llevaron y andan por ahí impunes.
“Son 10 años sin ti. Cuesta trabajo vivir así. Muere una de tristeza, pero a la vez, esa tristeza se vuelve rabia. Y esa rabia me levanta para vivir para encontrarte. Son emociones que a veces no logro nombrar, hay sentimientos que buscan salir, pero no saben cómo. A la mujer que pierde a su esposo, le llaman viuda. Al niño que pierde a sus padres, le llaman huérfano. ¿pero como se le llama cuando una madre pierde a su hija? No se ha inventado palabra alguna para intentar expresar todo el dolor que se siente, porque es incuantificable. No sé dónde estás, no sé si duermes, si comes, si sonríes, si lloras, si pasas frío. No sé dónde más buscarte”, puntualizó.
Mireya desapareció en la colonia Antonio Barona, Cuernavaca, Morelos, el 13 de septiembre del 2014.